El hall-of-famer de la NBA dejó este pasado fin de semana boquiabiertos a los amantes del dubstep
Todos conocemos al showman que es Shaquille O’Neal, un personaje capaz de amoldarse a la perfección a una cancha de baloncesto, al show business o a unos minúsculos platos para sus propias manos. DJ Diesel, como se le conoce minoritariamente en el mundo de la electrónica, comenzó su expasión gracias a su discreta actuación en el Tomorrow World de Georgia. A partir de ahí, estos tres años los ha dedicado para compaginar su trabajo de analista deportivo en la TNT con sus giras estivales por todo Estados Unidos.
El también rapero anunció el pasado junio el tour: ‘Summer Of Shaq’. Comenzó en China y culminó en Las Vegas, no hay duda de que su figura como DJ ha crecido razonablemente. Es muy difícil preveer lo que puede hacer Shaq y menos en un apartado en el que se mueve a la perfección como es la música. Como ya sabrán muchos, DJ Diesel propone gran variedad de géneros en sus sets pero hay uno que destaca por encima de todos: el dubstep. No sabemos si los seguidores del ex-pívot de los Lakers (entre otros) le han imaginado mover la cabeza al son de vertiginosas y duras melodías, pero no hay que olvidar que todavía a sus 46 años nos sigue sorprendiendo gratamente.
Llegaba la cita más importante para los amantes del dubstep, el Lost Lands celebrado el pasado fin de semana en Ohio. En este festival se reúnen las figuras más importantes de este género como Excision, Jauz o Illenium. Con el horario ya confeccionado, se quedaba un hueco libre para el enigmático invitado que muchos pensaban que podía ser el icónico Skrillex.
Su última parada en el verano más mediático del alter ego de Shaq. Uno de los personajes más carismáticos del país americano aterrizaba en “tierras perdidas” y se ofrecía al público a base de un repertorio interminable de dubstep, como nos acostumbra. Las reacciones llegaron más tarde por redes sociales en las que DJs y espectadores publicaban sorprendidos algunos vídeos. Durante su set pudimos verle gritar, ponerse diferentes máscaras y acompañar los drops con el característico head banging.