Crónica elrow Town Madrid 2025, una fantasía elevada a otro nivel
Elrow Town Madrid 2025 lo ha vuelto a hacer. La que ha sido su cuarta edición, y la primera celebrada en el Recinto Ferial de Torrejón de Ardoz, ha superado todas las expectativas, convirtiéndose en una experiencia inolvidable que reunió a 35.000 almas en un mar de música, color y fantasía. Durante más de 12 horas ininterrumpidas de espectáculo, elrow desplegó su arsenal creativo más ambicioso hasta la fecha, consolidando su estatus como uno de los festivales más icónicos del panorama electrónico mundial.
Con un nuevo recinto de 80.000 m², zonas ajardinadas, sombra natural, pequeños canales de agua y hasta una cascada, esta edición fue mucho más que un cambio de localización: fue una transformación total. Y los resultados no tardaron en verse. “Este año quisimos elevar la experiencia a otro nivel, y el nuevo recinto nos permitió hacerlo realidad”, declararon Juan y Cruz Arnau, cofundadores de elrow. “Más espacio, más naturaleza y más creatividad para seguir sorprendiendo al público como solo elrow sabe hacerlo. Además, estamos muy contentos de haber logrado un sold out, lo que confirma la fidelidad y entusiasmo de todos los roweros”.
Con asistentes llegados de más de 50 países, un 70% de público nacional y un 40% procedente de Madrid, elrow Town Madrid se convirtió en un crisol de culturas, emociones y libertades. Desde los primeros rayos de sol hasta el cierre en el after party de Fabrik, la jornada fue una inmersión total en un mundo donde la realidad se disuelve y solo queda el juego, la música y el asombro.
Una mañana de expectativas y exploración
Nuestra aventura comenzó con esa mezcla de entusiasmo e incertidumbre típica de un gran evento que cambia de escenario. Tras varias ediciones celebradas con éxito en IFEMA, el salto al Recinto Ferial de Torrejón de Ardoz era una incógnita. Sin embargo, desde el primer momento en que los rayos del sol se abrían paso entre las nubes, intuíamos que elrow tenía todo bajo control.
La entrada fue ágil, aunque con algunos matices. Al buscar lockers para dejar las sudaderas que llevábamos por si la lluvia nos sorprendía, descubrimos que ya estaban todos vendidos. Para un festival de este calibre, y con un público tan numeroso, se echó en falta una mayor cantidad de taquillas. Pero más allá de eso, el recinto comenzaba a revelar su magia.
Nos sumergimos por sus pasillos rodeados de árboles y césped natural, cruzamos puentes de madera, descubrimos pequeños canales de agua e incluso nos topamos con una cascada artificial. Esta escenografía natural se integraba de forma casi mágica con los decorados fantásticos de elrow, formando un entorno único que solo podía intensificar lo que estaba por venir.
Escenarios temáticos: viajes por mundos imposibles
Elrow no se limita a poner música; construye mundos paralelos, y en esta edición lo volvió a demostrar. Cada escenario era un universo en sí mismo, con su propia narrativa, estética y energía. La carpa techno, una de las más concurridas del día, se alzaba imponente a la izquierda del recinto. Allí, nombres como Indira Paganotto, Novah, Funk Tribu o Andrés Campo hicieron temblar la tierra con beats industriales y sets de gran intensidad.
Después de una vuelta por la zona de la portada OCB, donde nos encontramos con amigos y recargamos nuestras pulseras de consumo —proceso fluido, especialmente en los puntos autogestionables—, nos dirigimos al que sería uno de nuestros lugares favoritos del día: el Bowsque Encantado.
El escenario, cuidadosamente decorado, nos transportó a una dimensión mágica entre luces tenues, vegetación natural y personajes sacados de un cuento lisérgico. Allí disfrutamos de artistas como Cuartero, Melanie Ribbe, Bora Uzer o Low Steppa, con un ambiente íntimo pero vibrante que nos envolvía en cada track.
Pero el corazón de elrow siempre late con más fuerza en su mainstage, y esta edición no fue la excepción.
Más allá de la música: juego, arte y comunidad
Elrow Town Madrid 2025 fue también un parque temático de lo inesperado. Zonas de juegos, esculturas gigantes, pasacalles y performances itinerantes se sucedían por todo el recinto. Desde los hinchables donde podías liberar tensiones saltando como un niño, hasta los personajes surrealistas que interactuaban con el público a cada paso, todo estaba pensado para estimular los sentidos, provocar sonrisas y romper la rutina de un festival clásico.
Mención especial merece The JAIL, un escenario oculto dentro de una pequeña carpa que se accedía a través de una entrada “secreta”. Dentro, te sentías como en un club clandestino, con una atmósfera cálida y sets de DJs nacionales como Joules e Ina Housez, que aportaban una energía cercana y underground.
En la zona Horroween, en cambio, el ambiente era más oscuro, misterioso y envolvente. A pesar de ser uno de los más aclamados por los asistentes, sentimos que el espacio se quedó algo pequeño para la gran afluencia de público atraído por estos sonidos más oscuros. Aun así, elrow supo mantener la fluidez en la pista y la intensidad en lo alto.
Hallucinarium: el epicentro del delirio
Para llegar al escenario principal, tuvimos que cruzar un pequeño puente que nos introdujo de lleno en la dimensión psicodélica del Hallucinarium. Una enorme cabeza de cuatro caras giratorias dominaba la escena, representando las múltiples personalidades del delirio colectivo que solo elrow sabe provocar.
Aquí vivimos algunos de los momentos más épicos del festival. La actuación de Ilario Alicante nos sacudió como un vendaval, pero el éxtasis colectivo alcanzó su punto álgido con el set de Paul Kalkbrenner, que ofreció un viaje emocional profundo, perfectamente equilibrado entre lo introspectivo y lo explosivo. Aunque el episodio del fan que se subió a la cabina empañó ligeramente ese momento, la reacción de la organización fue inmediata y firme, reafirmando que la seguridad y el respeto son valores esenciales. “Este tipo de comportamientos no tienen cabida en ningún festival. Si no te gusta, simplemente te vas”, comentaba indignado uno de los asistentes.
Una clausura a la altura (con matices)
La jornada se acercaba a su fin, pero aún quedaba una última danza con el destino. Volvimos al escenario principal para disfrutar del esperado b2b entre Paco Osuna y Cloonee, un cierre anunciado como explosivo pero que, a título personal, nos dejó algo fríos. No fue un mal set, ni mucho menos, pero esperábamos una fusión más arriesgada, más incendiaria. En cambio, recibimos un cierre más light, más seguro, aunque igualmente disfrutable.
La fiesta no terminó allí. Como ya es tradición, el after party oficial en Fabrik recogió a cientos de asistentes que aún tenían gasolina en las piernas y fuego en el alma. Allí, la energía delrow se prolongó hasta bien entrada la madrugada, dejando claro que esta comunidad no entiende de límites.
Reflexiones de una jornada mágica
Elrow Town Madrid 2025 fue más que un festival. Fue una experiencia multisensorial, un viaje emocional, una comunidad entregada y un despliegue artístico como pocos. A pesar de los pequeños puntos a mejorar —la falta de lockers, la saturación de algunos escenarios, o la leve decepción de unos pocos con ciertos sets—, el saldo fue rotundamente positivo.
El nuevo recinto no solo estuvo a la altura: superó las expectativas. El entorno natural, los espacios amplios, la decoración inmersiva, la fluidez en los accesos y la calidad de producción general colocan a esta edición entre las más memorables de la historia de elrow.
Como bien resumía Víctor de la Serna, director musical de elrow: “En elrow, el DJ no solo pincha, también forma parte de la historia que contamos en cada escenario”. Y eso fue precisamente lo que sentimos: que cada beat, cada gota de confeti, cada performance y cada mirada cómplice formaban parte de una narrativa común. Una historia de libertad, juego, música y arte que solo puede vivirse en un lugar: elrow Town.
Nos despedimos con los pies cansados, pero el alma llena. Elrow no es solo una fiesta: es un estado mental. Y este año, en Torrejón de Ardoz, esa locura compartida fue más real que nunca.
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