Ibiza siempre es bien… o no. DC10 x Circoloco sobrepasan el aforo excesivamente, llegando a vivir momentos de pánico
Esto no es más que una reflexión personal y una forma de denunciar lo que ha pasado este fin de semana de Openings en Ibiza. Espero que, si alguno de los responsables lo lee, tome nota de la preocupación de los que allí estuvimos y pongan de su parte para que no vuelva a pasar, como también espero que no me venga ningún cuñado desde el sofá de su casa con el clásico “es Ibiza, que te esperas”. Por pedir que no sea.
No vamos a analizar el impacto del Covid en España a estas alturas, pero es obvio que este parón de 2 años ha hecho que el ocio nocturno de la isla más famosa de la electrónica mundial sufra la mayor crisis de su historia.
Con la incertidumbre de los últimos tiempos, el impacto de dicha crisis prometía que este verano los promotores irían a tope con sus apuestas y, sobre todo, su intención de recuperar el tiempo perdido. Sin embargo, queda claro que no todo el mundo va a hacerlo de la misma forma, y esto lo hemos comprobado en primera persona en distintos clubs de la isla.
En mi sexta visita a la isla, no había visto nada igual. Se sobrentendía que habría exceso de aforo en cada fiesta, e incluso casi se podría justificar, pero lo de Circoloco en DC10 sobrepasaba límites de seguridad que realmente daban miedo.
Tras anunciar sold out días antes del evento, nos acercamos a probar suerte al recinto, ya que, al parecer, siempre hay entradas en puerta. No eran ni las 4 de la tarde, la discoteca no había abierto, ni siquiera había empezado
a sonar música, y ya tenían a cientos de personas haciendo cola en el aparcamiento. No las teníamos todas con nosotros, pero un trabajador de seguridad nos dijo con un guiño que no iba a haber problema, íbamos a entrar todos. Mala señal.
Una vez abrieron las puertas, fuimos entrando al recinto en orden de fila. Apenas una decena de personas tenían entrada de preventa, el resto estábamos a la expectativa de poder comprar una entrada, cuyo precio estaba en 80euros. Casi nada.
80€ por entrada. El precio nos pareció justificable con el cartel que manejaba el evento, eran más de 12h de fiesta con nombres que encabezan varios de los festivales nacionales, nada que objetar en ese aspecto, el problema viene después.
Nosotros tardamos una hora de reloj en entrar y aún quedaban cientos de personas a la cola a las 5 de la tarde. Sin duda se vendieron más de mil entradas en la puerta (tirando muy por lo bajo, y sin contar las anticipadas, que no serían pocas). Si la capacidad oficial es de 4000 personas, yo diría que había al menos 5000 personas dentro, pero probablemente muchas más, además, cada vez que una persona salía, otra compraba su entrada. Negocio redondo, ¿qué podría salir mal?
El evento dio comienzo con un Sossa bastante errático y poco atrevido en lo musical, le siguió Tania Vulcano, residente de Circoloco, que hizo una de las mejores sesiones de la tarde, levantando al público desde el minuto 1 y congregando más y más gente para abrir camino a los headliners.
DJ Tennis hizo un set divertido y correcto en lo técnico, tampoco algo muy destacable, aunque sería mucho mejor eso que el del esperado Michael Bibi. Tirando a aburrido, bastante plano, transiciones en las que se le fue alguna mezcla y breaks que se hacían interminables, la verdad es que estuvo flojísimo, por no decir que muy decepcionante. Lo único que se salvó de su actuación fue el momento es que puso la mítica Children, del difunto Robert Miles.
Poco después, entraría en escena la aclamada Peggy Gou, que no tardo en reanimar a un público que había perdido bastante interés en la música. Con el Garden que empezaba a estar a rebosar, fuimos a coger sitio a la sala Terrace, con Maceo Plex a los mandos, en una sesión que pasó por distintos géneros y mantuvo al público encandilado de principio a fin. Fue sin duda lo mejor de la noche, lo peor vino a continuación.
Por dar un poco de contexto, si cuando entramos a la Terrace, tanto esta sala como la Main Room estaban llenas, cuando acabase Peggy Gou toda esa gente que abarrotaba el escenario exterior tendría que repartirse entre las dos salas interiores. Spoiler: sale mal.
Creo que hasta un niño puede deducir que, si tienes 3 escenarios llenos de gente y, de repente, se cierra uno, toda esa gente tiene que distribuirse entre los otros dos. Si esas dos salas ya están llenas antes de que esto ocurra, estas dejando a miles de personas (que han pagado una pasta por entrar) fuera, lo que ya de por si denota una falta de organización tremenda.
El problema comienza cuando dejas que, entre gente en las salas, hasta el punto de que los que están dentro no puedan moverse, apretados como sardinas en lata, literalmente. Como todo el mundo quería ver a Tale of Us, cuando dieron comienzo al set con Consciousness, el próximo tema de Anyma y Chris Avantgarde, un mar de brazos peleaba literalmente por grabar el momento sin perder el móvil en el intento.
Por mi parte, tras 5 minutos con un codo en la cara, gente empujando constantemente, tanto para entrar como para salir, y habiendo visto al dúo italiano en varias ocasiones, decidí que no merecía la pena pasarlo mal y jugármela a que pasase algo peor. Así que pusimos pies en polvorosa, casi peleando con la gente por conseguir salir de allí. Cuando conseguimos salir de la sala, vemos que hay miles personas en la entrada de la misma, esperando que salga gente para poder entrar, pero no solo eso, si no que
aún hay más haciendo cola fuera para comprar entrada para un evento que ya estaba completamente desfasado.
Si llega a haber una avalancha, habría acabado peor que el Madrid Arena, sin duda.
Dicho todo esto, si la policía hace la vista gorda (tienen un control a la salida, si supiesen contar o si se hubiesen acercado mínimamente, lo tendrían medianamente fácil para calcular un sobre aforo de miles de personas) son tan cómplices como quienes lo organizan.
Quienes me conocen saben que no son pocos los conciertos a los que he asistido en los últimos 10 años y prometo que no he visto nunca tales caras de agobio e incluso miedo entre el público. Es como si todo el mundo diese por hecho que iba a ocurrir una tragedia.
Quizá suene alarmista o exagerado, yo era el primero que daba por hecho que iba a estar hasta arriba, pero hay límites que ponen en peligro la vida de mucha gente y parece que nadie los vaya a respetar en Ibiza con tal de recuperar el dinero que no han ganado estos años.
Creo que está muy bien eso de tener entradas a la venta en taquilla por si acaso, pero no es normal que se vendan cientos o miles de entradas cuando un evento afirma estar sold out, simplemente por un tema de seguridad.
Si esta va a ser la tónica general de la temporada, que tiene toda la pinta, no nos llevemos las manos a la cabeza si pasa cualquier cosa.
A continuación os dejamos varios videos de como estaba la Terrace abarrotada de gente, que no pudo entrar a la Main Room, así como de la cola que había para comprar en taquilla, estando ya llena la sala.