Medusa Festival 2026: el gigante valenciano de la electrónica ya tiene fecha y abre su venta de abonos
Apenas han pasado unas horas desde que la 11ª edición de Medusa Festival despidiera a sus últimos ravers y el equipo organizador ya mira al futuro. La cita dance más multitudinaria de España ha confirmado oficialmente que en 2026 volverá a teñir de beats y luces la Playa de Cullera: será del 13 al 17 de agosto. Además, ya ha puesto a la venta sus primeros 5.000 abonos –o hasta este domingo, lo que ocurra antes– a un precio de 67 € con gastos incluidos.
El movimiento no es casual: tras un fin de semana histórico y un balance impecable, la demanda está disparada. Y es que Medusa no solo ha batido su propio récord de asistencia, sino que ha marcado un hito en nuestro país: 180.000 personas han pasado por sus ocho escenarios y 170 DJs de talla internacional, consolidando su posición como festival de electrónica número uno en España.
Un cierre por todo lo alto
La madrugada del lunes, a las 6:30, el maestro Paco Osuna ponía el broche a cuatro días de música, energía y producción visual deslumbrante. Antes, el público había vibrado con las sesiones de Klangkuenstler, Afrojack, Alok, Dennis Cruz o Sefa. Y todavía resuenan los ecos de las actuaciones de Armin van Buuren, Charlotte de Witte o Hardwell, sin olvidar la curiosa y mediática visita del Padre Guilherme, convertido ya en fenómeno viral.
El festival ha convertido este año a la Playa de Cullera en un destino obligado para los amantes de todos los espectros de la música electrónica: del techno hipnótico al EDM más explosivo, pasando por hardstyle, trance, remember y hard techno. Un cruce generacional único que reúne mayoritariamente a público de entre 18 y 35 años, pero que también atrae a clubbers cuarentones y nostálgicos cincuentenarios curtidos en las raves de antaño.
Producción de otro nivel
El corazón visual de esta edición ha sido el escenario principal: 110 metros de ancho y una puesta en escena bautizada Arcade Land, un homenaje a la era dorada de los videojuegos y las máquinas recreativas. Pantallas LED envolventes, estructura arquitectónica monumental, potentísimos cañones de luz, fuegos artificiales coreografiados y un show de drones que dibujaban el cielo nocturno.
Estamos hablando de un despliegue a la altura de muy pocos eventos en Europa, el tipo de producción que no solo enmarca la música, sino que la potencia hasta convertirla en experiencia inmersiva total. Medusa sabe que en la era post-pandemia el público busca algo más que un buen line-up: quiere vivir sensaciones únicas, y aquí lo consigue.
Seguridad y confort: dos pilares clave
En un país donde los macroeventos a veces se ven ensombrecidos por problemas logísticos o de seguridad, Medusa ha vuelto a destacar por su impecable organización. 850 efectivos entre policía, personal sanitario y auxiliares han vigilado 24/7, garantizando un ambiente seguro. El calor veraniego no fue un problema gracias a la brisa marina y a 350 puntos de agua con suministro gratuito, una medida muy bien recibida por los asistentes.
Este equilibrio entre euforia y cuidado integral del público es, probablemente, una de las razones por las que el festival sigue creciendo y fidelizando a su comunidad año tras año.
Impacto en Cullera y proyección internacional
Medusa sigue siendo un evento profundamente español (el 90% de sus asistentes son nacionales), pero los números internacionales comienzan a despegar: un 10% de público extranjero, principalmente franceses, seguidos de alemanes e italianos. La combinación de playa, sol, cultura mediterránea y line-up imponente lo convierte en un imán perfecto para el turismo musical europeo.
Para Cullera, la cita es algo más que un festival: es un auténtico motor económico. Hoteles y alojamientos turísticos colgaron el cartel de completo desde el miércoles, y las calles se llenaron de vida, música y consumo, beneficiando a restaurantes, comercios y servicios locales.
De la primera edición al presente
Desde su nacimiento en 2014, Medusa ha crecido año tras año en aforo, calidad y ambición. En solo 11 ediciones ha pasado de ser un evento relevante en el circuito español a situarse entre los grandes festivales europeos. Su apuesta por programar lo más selecto de la electrónica mundial —y por no olvidar a las leyendas nacionales— ha creado una comunidad de fieles que agotan los primeros abonos sin siquiera conocer el cartel.
Entradas para Medusa 2026
El anuncio de las fechas y la apertura de ventas para 2026 es un golpe de estrategia: asegurar a los más fanáticos y a los recién llegados que la cita del verano que viene ya les espera. Solo 5.000 abonos iniciales y un precio de lanzamiento difícil de resistir para un evento que, si mantiene el ritmo, podría igualar o superar la marca de 180.000 asistentes.
La fórmula ya la conocemos, pero sigue funcionando: una localización de ensueño, una producción audiovisual que compite con las grandes ligas, una selección musical de primer nivel y la sensación de estar viviendo algo que no se repite en ningún otro rincón de España.
En un panorama festivalero cada vez más competitivo, Medusa no solo defiende su trono: lo refuerza. Y si algo ha demostrado Cullera es que, cuando la electrónica se combina con visión, profesionalidad y pasión, el resultado es un verano eterno que suena a bombo y caja frente al Mediterráneo.