Time Warp Spain 2025 conquista Madrid con 31.000 asistentes con un cartel digno de su status
El Recinto Ferial de IFEMA MADRID se convirtió los pasados 10 y 11 de octubre en el epicentro del techno mundial. Time Warp Spain volvió a conquistar la capital en su segunda edición, y lo hizo a lo grande, 31.000 asistentes en dos jornadas que celebraron la cultura electrónica con toda la potencia, la precisión y la inmersión visual que caracterizan a esta marca legendaria.
IFEMA se transforma: la catedral del techno
Para esta segunda cita madrileña, Time Warp ocupó los Pabellones 5 y 7 de IFEMA, transformándolos en auténticas cápsulas sonoras. Cada uno ofreció una experiencia distinta pero complementaria: dos escenarios simultáneos que expandieron las distintas ramas del techno actual, desde el más melódico hasta el más industrial y frenético.
El Pabellón 5 Powered by OMODA se presentó como un santuario visual. Su techno, decorado con estructuras orgánicas que imitaban una cueva —el concepto “The Cave 2.0” ideado por Anatol Fried, Valentin Lüdicke y Greg Sullivan—, envolvía al público en una atmósfera casi primitiva, donde la naturaleza y la tecnología se fundían en un mismo latido. Al otro lado, el Pabellón 7 desplegaba líneas paralelas de LED que generaban un efecto hipnótico y fluido, un túnel de luz que respondía a cada golpe de bombo.
El resultado, una producción inmersiva y cinematográfica, con pantallas de alta resolución, visuales sincronizados y un diseño lumínico que convertía cada set en una experiencia sensorial completa. Time Warp volvió a demostrar que no es solo un festival, es una instalación viva de arte, sonido y movimiento.
Viernes 10: Eclecticismo, energía y una noche de altos vuelos
La primera jornada arrancó con un tono más ecléctico, abriendo el abanico estilístico del techno. Ki/Ki, reciente ganadora del DJ Award 2025 en la categoría trance, fue una de las grandes protagonistas. Su set, cargado de nostalgia rave y con giros trance que encendieron la pista, se convirtió en uno de los momentos más celebrados de la noche. Cuando sonó su tema insignia, el público literalmente estalló.
El colombiano Funk Tribu, una de las apuestas frescas del cartel, sorprendió con un set apasionante que mezcló grooves tribales y techno de nueva generación. Su energía contagiosa marcó un antes y un después en el Pabellón 5, consolidándolo como una de las revelaciones del festival.
Luego llegó Patrick Mason, el performer berlinés que ha hecho del carisma y el desenfreno un arte. Su show fue puro espectáculo: baile, conexión, actitud y una selección sonora que rindió homenaje al sonido 100% Time Warp, entre la contundencia del techno y el pulso funk que lo hace único.
La napolitana Deborah De Luca cerró la noche en el escenario principal con un set intenso, cargado de energía y fidelidad al sonido que la ha llevado a los grandes templos electrónicos. Aunque algunos pasajes rozaron el EDM melódico —algo que dividió opiniones entre los más puristas—, mantuvo la pista encendida hasta el amanecer.
En el Pabellón 7, la mezcla de nombres como Chelina Manuhutu o el esperado back-to-back de Blond:ish y Franky Rizardo ofreció un contraste más house y groovy. Pero el clímax de la noche llegó con Seth Troxler, que supo conectar como pocos con el público madrileño, para después ceder el testigo a una dupla histórica, Jamie Jones y Joseph Capriati. Su set conjunto, entre las 03:30 y el cierre, fue pura química. Techno, groove y emoción en estado puro.
Sábado 11: Sold Out, intensidad y techno sin concesiones
La segunda jornada fue una marea humana. Con el cartel de Sold Out colgado desde días antes, el sábado de Time Warp 2025 fue un éxito rotundo. Desde primera hora, las colas rodeaban el recinto y el ambiente ya se palpaba en el aire: Madrid estaba lista para sumergirse en una noche histórica.
La encargada de abrir el fuego en el Pabellón 5 fue Nathalie Ogazón, que ofreció un set íntegramente con vinilos, una declaración de amor al techno analógico. A partir de ahí, el escenario vivió una sucesión de b2b memorables, Klangkuenstler junto a future.666 ofrecieron un set de techno ácido y agresivo, mientras que Héctor Oaks y Daria Kolosova desataron una tormenta de BPMs sin descanso.
El cierre fue para el maestro Richie Hawtin, que presentó su nuevo directo DEX EFX X0X, una oda al techno old school con un despliegue visual exclusivo. Un broche de oro para una noche que quedará grabada en la memoria de los asistentes.
Mientras tanto, el Pabellón 7 vibraba con el talento de Enrico Sangiuliano, quien celebró su cumpleaños con un set cargado de progresión, precisión y emoción. Charlotte de Witte volvió a demostrar por qué es una de las grandes figuras del techno actual: su energía arrolladora y su selección impecable hicieron que el pabellón se viniera abajo. La belga no dejó ni un respiro, consolidando uno de los momentos más potentes del festival.
El cierre del escenario fue tan brutal como esperado, 999999999, el dúo italiano conocido por su techno acelerado y distorsionado, puso el punto final a la edición con una descarga que rozó la locura colectiva. Antes, Clara Cuvé había tomado el control con un set frenético que mantuvo la pista en ebullición constante.
Luces, sombras y la consolidación de un gigante
No todo fue perfecto. Algunos asistentes señalaron problemas de sonido en ciertos tramos del Pabellón 5, se necesitaba una pea en el tramo intermedio de las dos ya colocadas. Otros criticaron que la decoración fuera algo inferior a la de la primera edición madrileña. Aun así, el despliegue técnico y la calidad de los artistas compensaron cualquier altibajo.
Lo que sí quedó claro es que Time Warp ha echado raíces en Madrid. Su apuesta por una producción de alto nivel, un cartel equilibrado entre estrellas globales y talentos emergentes, y una experiencia sensorial total lo consolidan como uno de los grandes festivales de techno de Europa.
Treinta años después de su nacimiento en Mannheim, la marca sigue creciendo sin perder su esencia: ritmo, comunidad y evolución constante. Madrid lo entendió. Madrid lo bailó. Y Madrid ya lo espera de nuevo.
Porque, más allá de los BPM y los visuales, Time Warp es una celebración del pulso humano que late en cada ritmo. Un recordatorio de que el techno no solo se escucha: se siente, se comparte y se vive. Y en octubre de 2025, en IFEMA, 31.000 almas lo vivieron juntas.